martes, 11 de agosto de 2009

cronica

La mayoría de vosotros ya sabéis que la última semana nos fuimos a los carros de foc. Pasé mucho tiempo del camino pensando cómo sería capaz de describir lo que veía, lo que sentía, el cansancio que arrastraba subiendo entre piedras para, después, descansar en la pradera que aparecía de repente ante nuestros ojos rodeada de montañas y verde como el trigo verde y el verde verde limón.



Cómo soportaba las noches a base de relajantes musculares, no porque me doliera nada sino porque siempre hay alguien en los refugis que ronca como un demonio (a nosotros nos tocaron dos que además se comunicaban durante toda la noche de esta forma), acudir a las drogas era la única forma de poder pegar ojo.

Cómo echaba de menos encontrarme con uno de estos conciertos de la zona en temporada primavera-verano y como, al final bromeaba porque encontrarlo, lo encontramos: "Serenata en Sol Mayor para Cencerro y Cascada" a cargo de las vacas pirenaicas (alguno ya se apuntará el nombre!!) y las cascadillas esporádicas (éste también esta bien).



Cómo disfruté de la compañía de mis seres más queridos.



Tuve la suerte de compartir unos breves momentos con una amiga a la que hacía años que no veía después de compartir un año casa en Valencia. Compartimos también bañito en bolas en un lago de agua helada, son cosas que unen éstas.


Pensaba explayarme en todo esto pero las vacaciones acabaron en eclipse. Me resisto a olvidar lo bueno del viaje y, aunque no con el ánimo con el que se me dibujaban las palabras, aquí os he dejado un poquito.

Un beso a todos.

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